domingo, 18 de septiembre de 2016

El Cielo y el Infierno






La siguiente pregunta de Javi Gallo me ha llevado a reflexionar sobre lo celestial y lo infernal:


Alejandro, ¿qué lectura haces de las corrientes esotéricas que dicen que el mundo esta tomado literalmente por fuerzas diabólicas (ente, carcelero, demiurgo) y que vivimos en una cárcel debido a la influencia de estas criaturas de las cuales debemos despertar?

Pienso que con esto, como con todos los mitos, se pueden hacer dos cosas: creértelos como algo literal o interpretarlos alegóricamente. Lo que me interesa hacer en esta entrada es lo segundo. 

Para mí lo que cuentas podría referirse a la existencia de distintos niveles de conciencia. Habría niveles más superficiales  o egocéntricos (diabólicos) y niveles más profundos y menos egocéntricos (celestiales). Crecer y desarrollarse desde esos niveles más superficiales a niveles más profundos y menos egocéntricos sería salir de esa cárcel en la que nos mantenemos (psicológicamente) y nos mantienen (social y culturalmente) atrapados. Y es que el nivel en el que está la modalidad de discurso dominante de una sociedad o cultura, funciona como un imán atrayendo a nuestra conciencia: es muy fácil crecer o desarrollarse hasta ese nivel, pero para ir más allá tendrá que ser en contra de las tendencias culturales y sociales que tiran de nosotros hacía niveles más superficiales.

Todos experimentamos en nuestras vidas momentos difíciles en los que reina la contracción sobre nosotros mismos, en esas situaciones nuestra perspectiva se estrecha, y permanecemos atrapados en nuestra propia órbita, incapaces de ir más allá de nuestro dolor. Y sin embargo, en otros momentos más agradables en los que podemos relajarnos, nuestra perspectiva y nuestro ser se expanden, y podemos abarcar muchas más cosas, y mucha más gente en ella. Así, según las circunstancias, podemos estar atrapados en niveles más superficiales o egocéntricos o expandirnos a niveles más abarcantes e inclusivos. Pero no sólo es algo temporal dependiendo de las circunstancias de la vida, a lo largo de ella, si nuestro desarrollo no se estanca, iremos creciendo de los niveles más superficiales y egocéntricos a niveles más profundos y descentrados de nosotros mismos. Todos tenemos un centro de gravedad al que hemos llegado en nuestro desarrollo psicológico, y desde ahí, podemos contraernos o expandirnos más o menos según las circunstancias de la vida.

 Además, para muchos en un nivel de conciencia lo perteneciente a los niveles previos suele ser visto como diabólico. Así, por ejemplo, desde el cristianismo mítico se tomaron muchas tradiciones paganas anteriores y se trasformaron en diabólicas. Desde la modernidad racional la religión mítica suele ser vista como la causa de todos lo males. Desde el postmodernismo relativista es la razón moderna la que es vista como la causa de todos los males actuales. Por último, desde los niveles integrales, se suele ver al postmodernismo relativista como el origen y la causa de la fragmentación actual (véase Boomeritis). Quizás esto no sea del todo negativo, sino que ayuda a cada nivel a diferenciarse del anterior, paso previo necesario para una posterior integración.