jueves, 14 de abril de 2016

Mi opinión sobre el eneagrama






Muchos ya habréis adivinado por la imagen superior que el tema de esta semana va a ser el eneagrama. Podéis leer más sobre esta herramienta para el autoconocimiento, esta tipología que divide a los seres humanos en nueve tipos fundamentales,  aquí. Y para los que queráis tener una idea sobre los eneatipos que predominan en vosotros recomiendo este test.

La inspiración de esta entrada ha sido la pregunta que Roberto Aguado me ha hecho en Facebook:


Alejandro, me gustaría saber tu opinión sobre el eneagrama como herramienta de autoconocimiento. Gracias de nuevo.

Por mi experiencia el eneagrama es una herramienta muy útil, que en buenas manos puede servir de base a un trabajo picoterapéutico muy profundo, al permitirnos localizar cual es nuestra neurosis fundamental. También nos puede indicar cuál es el trabajo psicológico que tenemos que realizar para nuestra sanación y desarrollo psíquico, pues de cada eneatipo se describen no sólo sus neurosis fundamentales, si no también el camino de sanación, que le llevaría  a expresar sus dones o virtudes.

El peligro es que te puede hacer caer en el etiquetado fácil o que acabe siendo usado para no asumir nuestra responsabilidad.
Idealmente conocer el eneagrama nos podría ayudar a relacionarnos con otras personas, pues sabiendo cuál es su eneatipo, podríamos hablar con ellas en un lenguaje que entiendan. Esto permitiría que les llegue el mensaje que queremos trasmitir. Eso sería lo ideal, pero lo que he visto que ocurre en realidad a menudo es que se usa para hacer un etiquetado fácil de las personas. Y entonces dejamos de relacionarnos con esas personas y empezamos a relacionarnos con la idea del eneatipo de esa persona: "Claro, tu dices eso sólo porque eres un 5..."; "¡Hay que ver como son los 3!..."; "Tú eres una 4, así que lo que realmente necesitas es...". Esto es algo que he visto a menudo, y que me ha llevado a desencantarme del eneagrama.
Y algo parecido podemos hacer con nosotros mismos: nos etiquetamos con un eneatipo, y entonces dejamos de asumir nuestra responsabilidad. Somos como somos porque pertenecemos a un determinado tipo del eneagrama y así podemos justificarlo todo y dejar de asumir nuestra responsabilidad sobre nosotros mismos. 
Estos serían algunos de los usos erróneos del eneagrama, pero todavía pienso que en el contexto psicoterapéutico y en manos de un experto, esta tipología puede ser muy poderosa para el trabajo interior.
Por último, en el contexto del Módelo Integral de Ken Wilber, el eneagrama entraría dentro de las tipologías, una de las 5 dimensiones que habría que tener en cuenta si queremos tener una visión auténticamente integral de nosotros mismos y del mundo, junto con los cuadrantes; niveles o estadios, líneas y estados.

jueves, 7 de abril de 2016

Cómo defenderse de las personas tóxicas o transformar el triángulo dramático







Esta entrada de blog ha sido inspirada por la pregunta de May Miau:  


¿Cómo defenderse de personalidades tóxicas que buscan hundirte en el ámbito laboral?



En primer lugar, habría que ver qué puede hacerse con respecto a lo que esas personas tóxicas que mencionas están haciendo: denunciar, decirles algo, ponerles límites, etc. Pero, pueda hacerse algo o no, lo que sí es posible es trabajarnos para no quedar enganchados en su juego, y así, aunque no podamos evitar el contacto con dichos individuos,  estaremos mucho mejor y no nos convertiremos en sus víctimas

Hay un triángulo compuesto por tres de los roles que solemos tener en nuestra vida y en nuestras relaciones con los demás, y es el triángulo compuesto por víctima, verdugosalvador; se le conoce como el "triángulo dramático de karpman". Todos tenemos tendencia a identificarnos con uno de esos papeles y disociar los otros. Si estamos identificados con la víctima tenderemos a provocar que los otros se comporten como verdugos o como salvadores, y tenderemos a engancharnos con quien ejerza esos papeles sobre nosotros. Si nos identificamos más con el salvador nos engancharemos a víctimas a las que podamos rescatar o con verdugos a los que queramos parar los pies. Y si es la identificación con el verdugo lo que está activo en nosotros, iremos buscando víctimas sobre las que ejercer o salvadores que luchen contra nosotros.
Como cualquier otro aspecto o subpersonalidad nuestro, esos tres aspectos pueden estar disociados, podemos haberlos relegado a la sombra, a nuestro inconsciente reprimido, estando, en tal caso, inconscientemente identificados con ellos. Estos aspectos nuestros que hemos reprimido, se manifestarán en nuestras vidas de formas encubiertas, inmaduras y neuróticas. Con alguno de esos papeles podemos estar identificados de forma más consciente. 
La forma de trabajar con este triángulo podría ser, en primer lugar, diferenciarnos del papel con el que estamos más identificados. Esto nos permitirá integrar lo que ese aspecto tiene que aportarnos, pero sin estar limitados por la identificación exclusiva con él. Sería un aspecto más integrado en la totalidad de nuestro yo, cumpliendo con sus funciones, pero sin secuestrarnos. Propongo empezar por este aspecto primero porque es más fácil trabajar con aquello de lo que somos conscientes que con aquello que hemos disociado.
Luego podríamos rescatar a los otros dos aspectos de la sombra. Así podrían cesar las manifestaciones encubiertas de esos aspectos, y a la luz de la conciencia podrían madurar y ofrecernos cada uno de ellos sus funciones a nuestro servicio. Y es que todo aspecto o subpersonalidad tiene algo que aportar a nuestra vida cuando lo integramos.
En el proceso Big Mind haríamos eso hablando con cada una de estas 3 voces: la de la víctima, la del verdugo y la del salvador hasta poder experimentar plenamente a la luz de la conciencia cada uno de esos aspectos, con lo cual los trascendemos y los transformamos, para ir dejando de engancharnos en esos juegos de forma inconsciente. Además, podemos imaginarnos que ese triángulo es la base de una pirámide, después podríamos experimentar el ápice de esa pirámide, el aspecto nuestro que incluye a los otros 3 y va más allá. Y desde ahí podríamos fluir libremente por los otros aspectos sin quedar enganchados en ellos, ya transformados a la plena luz de la conciencia. Así, como dice Genpo Roshi, el "triángulo del drama" se transformaría en el "triángulo del Dharma". ¿Cómo sería este cambio? Eso lo dejo a la investigación de cada cual. Ya me contaréis qué descubrís en esta indagación.

viernes, 1 de abril de 2016

Psicoterapia y Meditación: el "desenmascaramiento del ego" y la expansión de la consciencia




Esta entrada de blog es el resultado de la pregunta que me ha hecho Roberto Aguado en Facebook


¿Es el desenmascaramiento del ego condición necesaria para la expansión de la conciencia? 


Mi respuesta ha sido: 


Si por desenmascaramiento del ego te refieres a hacernos conscientes e integrar sus diferentes aspectos, pienso que sí, que es necesaria si queremos que esta expansión de la conciencia ocurra de forma que sea psicológicamente saludable.

Ese proceso de expansión de la conciencia implica la trascendencia de nuestro ego, de nuestro yo mental en una identidad más amplia y profunda. Favorecer esta trascendencia es la esencia del trabajo meditativo. Y cuando se trasciende de forma sana, lo trascendido es integrado en una totalidad mayor, los distintos aspectos del ego serían incluidos en esa identidad más profunda y transformados al ser incluidos en ella. Pero cuando transcendemos algo de lo que no somos conscientes, algo que tenemos disociado, que está en nuestra sombra, lo que conseguimos es redoblar esa disociación. La esencia del trabajo psicológico o psicoterapéutico es hacernos conscientes de lo que tenemos en la sombra, integrar lo que hemos disociado en nuestro desarrollo psicológico. 
Por eso cuando se realiza un trabajo espiritual, meditativo, sin acompañarlo de un trabajo psicológico existe el peligro de que mientras estamos accediendo a nuestro yo real nuestro pequeño yo se vuelva cada vez más disociado, neurótico e inauténtico, pues existe la posibilidad de trascender sin integrar lo trascendido, sino disociándolo.
Este hecho es cada vez más comprendido por los maestros espirituales modernos, y por ello cada vez están surgiendo más revisiones actualizadas de las antiguas tradiciones espirituales que integran este trabajo psicoterapéutico sin perder nada de su profundidad espiritual. Un ejemplo de ello es el proceso Big Mind que ha creado el maestro Zen Genpo Roshi y que yo he estudiado con él. No sólo permite acceder más facil y establemente a estados meditativos profundos en los que trascendemos nuestro pequeño yo, además permite trabajar para integrar los diferentes aspectos del yo, de forma que esa trascendencia pueda darse de forma psicológicamente más saludable.