miércoles, 22 de junio de 2016

El pensamiento mágico y la visión espiritual







Es verdad que las otras personas, el mundo, la vida y todo lo que abarca nuestra conciencia no somos más que nosotros mismos, aunque no nos hayamos dado cuenta de ello. Pero hay que ser cuidadoso con el yo mismo a que nos referimos cuando decimos que ese yo es uno con todas las cosas:


- Si lo aplicamos a nuestro yo psicológico, estaremos cayendo en el pensamiento narcisista mágico, donde todo es una prolongación de nuestro pequeño yo, que ocupa el centro alrededor del cual gira todo el universo.

- Otra cosa es que nos estemos refiriendo a lo que Ramana Maharshi llamaba el Yo-Yo, esa conciencia ante la cual el pequeño yo no es más que otro objeto, ese espacio infinito en el que todo surge y por lo tanto, que es uno con todo. A esta segunda acepción se refieren los místicos, y por lo tanto no supone que todo lo que ocurre sea responsabilidad o culpa nuestra, porque no es nuestro pequeño yo el que está moviéndolo todo. Estaría nuestro pequeño yo limitado, el universo que sigue su rumbo sin importarle nuestro pequeño yo particular y esa Conciencia o Gran Mente dentro de la cual todo ello surge, que es uno con todo.


Así que no todo lo que aparece en nuestra vida sucedería porque lo necesitemos, o porque es una lección para nosotros, o sigue ahí porque todavía no hayamos aprendido la lección. Las cosas suceden por muchas cadenas de factores, muchos de los cuales no tendrían que ver con nosotros. Una cosa es que podamos aprender de todas las cosas que nos suceden y otra pensar que el universo está pendiente de nosotros manejándolo todo para que ocurran las cosas que necesitamos.

Aclaro esto porque a menudo se confunden el pensamiento mágico, que es infantil y narcisista, con la visión espiritual, que es madura y descentrada de uno mismo.

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